La historia es cíclica y se repite. No hay mejor manera de acelerar la curva de aprendizaje que tomar algunas lecciones de la Gran Depresión, cuando nació el tono de valor moderno en el marketing.
Los precios bajos no son suficientes
Los precios bajos cobrarán relevancia en esta época, pero es fundamental relacionarlos con el valor de los beneficios ofrecidos por tu producto. El valor se refiere a un precio bajo en relación con el valor de los beneficios ofrecidos por un producto.
Mantén una conversación franca
Durante la Gran Depresión los precios se volvieron un tema central en los mensajes de los negocios. Pero recuerda, nunca hables solo de precio, es mejor enfocarse en la relación precio-calidad.
El valor y la aspiración pueden ir de la mano
En la Gran Depresión, incluso los productos de alta gama tenían mucho valor. Los productos premium poseían el tipo de "durabilidad" o "confiabilidad" que justificaban su mayor precio.
Lo socialmente aceptable
El valor puede hacer que las alternativas de menor precio o del mercado medio sean socialmente aceptables. Incrementar el valor percibido puede hacer deseable un producto poco glamoroso.
El Santo Grial: el ahorro
En tiempos de crisis cuidamos más nuestros gastos, y es fundamental demostrar a los clientes que nuestro producto/servicio les ahorrará tiempo, esfuerzo y sobre todo dinero. Ahorro es una palabra poderosa.
Dales algo extra
Las empresas durante y después de la gran depresión, entregaban pequeños obsequios para ganarse la confianza y la preferencia de los clientes. Quizá debas pensar en hacerlo también.
Recuerda esto
Hasta que las nubes se despejen, asegúrate de decirles a los clientes por qué obtienen lo que pagaron, y algo más. Nadie quiere un producto barato que no agrega valor a su vida.